Donald Trump sobrevivió el sábado a un intento de asesinato, días antes de que acepte formalmente la nominación presidencial republicana, en un ataque que avivará aún más la división política en Estados Unidos y ha suscitado dudas sobre las medidas de seguridad.
Trump, de 78 años, acababa de comenzar un discurso de campaña en Butler, Pensilvania, a unos 50 kilómetros al norte de Pittsburgh, cuando sonaron disparos, uno de los cuales impactó en la oreja derecha del ex presidente y le manchó la cara de sangre.
Trump gesticulaba desafiante, con el puño en alto, mientras los agentes del Servicio Secreto se lo llevaban del lugar a toda prisa. Su campaña dijo que se encontraba bien y que no parecía haber sufrido lesiones importantes, aparte de una herida en la parte superior de la oreja derecha.
El FBI identificó a Thomas Matthew Crooks, de 20 años, de Bethel Park (Pensilvania), como sospechoso de lo que calificó de intento de asesinato. Estaba inscrito como republicano, según los registros electorales del estado, y había hecho una donación de 15 dólares a un comité de acción política demócrata cuando tenía 17 años.
Las fuerzas del orden dijeron a la prensa que aún no habían identificado el móvil del ataque. Tanto republicanos como demócratas buscarán pruebas de la afiliación política de Crooks, en su intento de hacer creer que el partido rival representa el extremismo.
El tiroteo se produjo a menos de cuatro meses de las elecciones del 5 de noviembre, en las que Trump enfrenta una revancha con el presidente demócrata Joe Biden. La mayoría de los sondeos de opinión, incluidos los de Reuters/Ipsos, muestran a ambos en una reñida contienda.
El tiroteo agitó el debate en torno a la campaña, que recientemente se había centrado en si Biden, de 81 años, debería abandonar la carrera tras su desastrosa actuación en el debate de junio.
La campaña de Biden había estado tratando de reajustar su mensaje, describiendo a Trump como un peligro para la democracia por sus continuas afirmaciones falsas sobre el fraude electoral, pero el sábado dijo que suspendía su publicidad política por ahora.
El sospechoso fue abatido por agentes del Servicio Secreto, según la agencia, después de que abriera fuego desde el tejado de un edificio a unos 140 metros del escenario donde Trump estaba hablando. Cerca de su cuerpo se recuperó un rifle semiautomático del tipo AR-15.
El arma fue adquirida legalmente por el padre del sospechoso, informaron ABC y el Wall Street Journal citando fuentes. En su coche se encontraron materiales para fabricar bombas, reportó Associated Press citando fuentes.
Una persona que asistió al mitin murió y otros dos espectadores resultaron heridos de gravedad, dijo el Servicio Secreto.
“En este momento, es más importante que nunca que permanezcamos unidos, y mostremos nuestro verdadero carácter como estadounidenses, manteniéndonos fuertes y decididos”, dijo Trump el domingo en un post de Truth Social.
Trump abandonó la zona de Butler protegido por el Servicio Secreto y llegó más tarde a su club de golf en Bedminster, Nueva Jersey.
El Servicio Secreto negó las acusaciones de algunos partidarios de Trump de que había rechazado las peticiones de la campaña de seguridad adicional.
“La afirmación de que un miembro del equipo de seguridad del expresidente solicitó recursos de seguridad adicionales que el Servicio Secreto o el Departamento de Seguridad Nacional rechazaron es absolutamente falsa”, dijo el portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, en un comunicado.
“De hecho, recientemente el Servicio Secreto añadió recursos y capacidades de protección al equipo de seguridad del expresidente”, agregó.
Violencia política
Aunque los tiroteos son habituales en Estados Unidos, el ataque fue el primero contra un presidente o un candidato de un partido importante desde el intento de asesinato del presidente republicano Ronald Reagan en 1981.
En 2011, la entonces congresista demócrata Gabby Giffords resultó gravemente herida en un ataque contra una reunión de electores en Arizona. Steve Scalise también fue herido de gravedad en un ataque por motivos políticos en 2017 contra un grupo de representantes republicanos que practicaban para un partido de béisbol benéfico.
El episodio del sábado acentuó las preocupaciones de que la violencia política estalle durante la campaña presidencial y después de las elecciones. Este temor refleja en parte la polarización del electorado, que parece dividir al país en dos bandos con visiones políticas y sociales divergentes.
Partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021, en un intento de anular el resultado electoral ante Biden, alimentado por sus falsas afirmaciones de que su derrota fue el resultado de un fraude generalizado. Más de 100 policías resultaron heridos y cinco personas murieron.
Trump debe recibir la nominación formal de su partido en la Convención Nacional Republicana, que comienza el lunes en Milwaukee.
Horas después del ataque, el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, liderado por los republicanos, citó a declarar a la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, en una audiencia prevista para el 22 de julio.
“Los estadounidenses exigen respuestas sobre el intento de asesinato del presidente Trump”, dijo el panel en un comunicado en las redes sociales.
Trump, presidente entre 2017 y 2021, se impuso fácilmente a sus rivales por la nominación republicana a principios de la campaña y ha unificado en gran medida a su alrededor al partido, que había vacilado brevemente en su apoyo después de que sus partidarios atacaran el Capitolio.
El empresario y ex estrella de TV enfrenta una serie de problemas legales, incluidos cuatro procesos penales separados.
A fines de mayo fue declarado culpable de intentar encubrir los pagos de dinero a una actriz porno, pero los otros tres procesos que enfrenta -incluidos dos por sus intentos de anular su derrota- se han paralizado por diversos factores, entre ellos una decisión de la Corte Suprema a principios de este mes que le declaró parcialmente inmune a los procedimientos.