Un 8% del PIB mundial se usa para subsidios a combustibles fósiles que perjudican al planeta
El Banco Mundial apuntó a los billones de dólares “malgastados” en subsidios para agricultura, pesca y combustibles fósiles que perjudican al planeta e hizo un llamamiento a los gobiernos para que se replanteen y redirijan el uso de estos recursos.
En un informe publicado este jueves, el organismo asegura que los subsidios a estos tres sectores superan los $7 billones por año, lo que supone alrededor del 8% del PIB mundial, y no ayuda a frenar el calentamiento global.
El economista jefe del Banco Mundial para el Desarrollo Sostenible, Richard Damania, dijo que estos subsidios tienen un efecto perjudicial en las personas, el planeta y las economías.
“Gastamos aproximadamente el equivalente a una economía de tamaño medio como México cada año en cosas que hacen daño y en muchos países gastan más dinero en subvenciones perjudiciales para el medioambiente que en sanidad, educación y reducción de la pobreza”, aseguró.
El gasto público directo mundial en los tres sectores asciende a $1.25 billones anuales.
Solo para subvencionar el consumo de combustibles fósiles, los países gastan unas seis veces más de lo que se comprometieron a movilizar anualmente en el Acuerdo de París para las energías renovables y el desarrollo con bajas emisiones de carbono.
En este sentido, Damania señaló que el objetivo del informe es “animar a los gobiernos a gastar mejor en lugar de simplemente gastar más”, ya que se están “tirando a la basura” billones de dólares necesarios.
Asimismo, en 2021 se destinaron cerca de $577,000 millones para bajar artificialmente el precio de combustibles contaminantes como petróleo, gas y carbón. El informe calcula que redirigir estas subvenciones gubernamentales podría generar al menos $500,000 millones hacia usos más productivos y sostenibles.
Además, quien se beneficia de estos subsidios es la población más rica, ya que los hogares más ricos consumen mucha más energía que los más pobres en la mayoría de países. De esta manera, una reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles compensaría a los más pobres.
En cuanto a agricultura, los países más ricos son los que otorgan más subsidios, que a su vez benefician en mayor medida a los granjeros más ricos porque producen más.
Las subvenciones agrícolas, de alrededor de $635,000 millones de dólares al año, están impulsando el uso excesivo de fertilizantes que degradan el suelo y el agua y dañan la salud humana.
Además, subsidios a productos como la soja, el aceite de palma y la carne de vacuno hacen que los agricultores se adentren en la frontera forestal y son responsables del 14% de la pérdida de bosques cada año, mantiene el informe.
Por su parte, las ayudas a la pesca superan los $35,000 millones anuales, que potencian las flotas pesqueras y reducen las reservas de peces.
Según el análisis, en un contexto en el que más de mil millones de personas pobres se alimentan básicamente de pescado, es necesario que las reservas de estos animales se recuperen hasta niveles “saludables”. Damania aclaró que los datos son “aproximados” e incluso pueden ser peores, en primer lugar porque la mayoría son prepandémicos pero también porque muchos países en desarrollo no tienes capacidad estadística para aportarlos.
“No conocemos la magnitud total de las subvenciones en muchos países en desarrollo, así que sabemos que estamos subestimando lo que ocurre”, alertó.