España necesitará 3.5 millones de migrantes para suplir jubilaciones

En la próxima década se jubilarán 5,3 millones de trabajadores españoles, mientras que solo se incorporarán 1.8 millones de jóvenes al mercado laboral, por lo que la inmigración será crucial para sostenerlo.

Pese a la buena marcha del mercado laboral, que despidió julio con 21,86 millones de cotizantes, la cifra más alta de su historia, en el horizonte se atisba ya desde hace tiempo una borrasca de grandes proporciones que amenaza con resquebrajar las estructuras de muchos sectores de actividad y, por ende, de la propia economía.

Es la ola de jubilaciones que se producirá en la próxima década, fruto del retiro en cascada pero masivo de la llamada generación de los baby boomers, los nacidos entre 1958 y 1975. Una amenaza muy real, que está a la vuelta de la esquina y que se ve agravada por la falta de relevo generacional.

Al cierre de julio, en España había 9,37 millones de pensionistas, cifra que se disparará más de 50% en el próximo decenio, periodo en el que se jubilarán más de 5,31 millones de personas aupando el total de jubilados por encima de los 14,6 millones, mientras que apenas 1,82 millones de personas jóvenes aquellas que hoy tienen entre 6 y 15 años se incorporarán al mercado laboral.

Así lo recoge un informe publicado por la Fundación Adecco, en el que, a partir de las tasas de actividad de los más jóvenes reflejada en la última EPA, calcula que solo 37,8% de los menores de 25 años formará parte de la población activa en la próxima década.

En otras palabras, restando a aquellos que, al calor de los nuevos incentivos del Gobierno decidan prolongar algún año más su vida activa, ayudando a retener el talento sénior, se retirarán muchas más personas de las que llegarán, convirtiendo el relevo generacional en un desafío mayúsculo y en una seria amenaza para la actividad económica. De hecho, en la primera mitad de este año ya se dejó notar el acelerón de los retiros.

El papel de la inmigración, crucial

En este complicado escenario, y pese a la creciente preocupación de la opinión pública por el fenómeno de la inmigración, el papel de la mano de obra proveniente del exterior “será clave para sostener el mercado laboral” en el medio plazo, señala la Fundación Adecco, que estima que entre 2026 y 2035 llegarán a España 4,59 millones de extranjeros, de los que alrededor de 80% estará en edad de trabajar. A su vez, se prevé que 70% participará activamente en la búsqueda de empleo.

Esto es, unos 2,5 millones de personas, cifra que, sin embargo, resultará insuficiente para garantizar el necesario relevo laboral. Y es que si a los 5,31 millones de personas que se jubilarán de aquí a 2035 se les restan los 1,82 millones de jóvenes que entrarán en el mercado, la conclusión es que se necesitarán al menos 3,5 millones de trabajadores migrantes; es decir, todavía un millón más.

“Aunque el volumen de llegadas puede contribuir a cubrir vacantes, persiste un desajuste entre las competencias disponibles y los perfiles de muchos puestos que quedarán libres tras las jubilaciones”, advierte el análisis, que añade que “una parte del talento migrante llega con cualificaciones que no siempre se reconocen o aprovechan plenamente”, al tiempo que muchas de las jubilaciones se concentran en empleos de alta cualificación y experiencia.

De hecho, la gran paradoja del mercado laboral español es que, aun liderando los niveles de desempleo en la UE, con tasas de paro de doble dígito, 10,29% en el segundo trimestre de este año, según la EPA, cada vez es más patente la escasez de mano de obra en sectores clave, en parte por falta de cualificación.

Sectores afectados

Aunque la falta de relevo generacional es un problema generalizado, no afecta por igual a todos los sectores, unos más envejecidos que otros. Así, el último informe de Tendencias del Mercado del Trabajo en España del Sepe muestra que entre las actividades con mayor proporción de trabajadores mayores de 60 años figuran sectores estratégicos como la agricultura y la ganadería, la sanidad o la Administración Pública, además de las actividades inmobiliarias, la industria textil y de confección o los servicios a edificios y de jardinería.

Por contra, entre las ramas con menor proporción de mayores de 60 años se encuentran las relacionadas con las telecomunicaciones; la minería; la extracción de petróleo y gas; la I+D; los servicios financieros; la programación informática, o el transporte aéreo.

La tormenta perfecta que se cierne sobre el mercado de trabajo, pero también sobre la sostenibilidad financiera del sistema público de pensiones, cuyo ingente gasto crecerá de manera aún más exponencial en próximos años, es fruto esencialmente de la combinación de dos factores: Una esperanza media de vida en España que ronda los 84 años, la más alta de toda la UE, mientras que la tasa de natalidad, pese a haber repuntado ligeramente en los dos últimos años, se mantienen en niveles históricamente bajos, con poco más de 318.000 nacimientos en 2024 frente a los 494.997 que, según el INE, se registraron en 2009.

Este desfase ha propiciado que el índice de envejecimiento en España se haya catapultado en veinte puntos desde 2014, de acuerdo con el último informe del Sepe, que subraya que, en la actualidad, más de 2 millones de cotizantes a la Seguridad Social rebasan los 60 años, más de 10% del total.

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