La agencia de calificación de crédito Moody’s rebajó a ‘B1’ su calificación sobre la deuda de China Vanke, la segunda mayor promotora inmobiliaria de China, lo que supone un nuevo descenso tras ser degradada al nivel de ‘bono basura’ el pasado mes de marzo.
En un comunicado publicado el martes por la noche, Moody’s indicó que esta bajada refleja unos pronósticos peores para Vanke a lo largo de los próximos 6 o 12 meses ante la debilidad de las ventas y la presión sobre sus márgenes.
En concreto, la agencia cree que las ventas de la promotora caerán en torno a un 30 % interanual en 2024. Hasta ahora, el pronóstico se situaba en un 25 %, pero la cifra se ha desplomado en un 35 % en los primeros 7 meses del año hasta unos 147.000 millones de yuanes (20.548 millones de dólares o 18.696 millones de euros).
A esto se sumará otra caída del 20 % en 2025, agrega el informe, que cree que el control de la inversión para proteger la liquidez supondrá un descenso de las ventas, con los descuentos que tendría que ofrecer para hacerlas repuntar afectando asimismo a los márgenes de beneficios.
Así, las obligaciones de Vanke pasan del nivel ‘Ba3’ (“tienen elementos especulativos y están sujetas a un riesgo crediticio considerable”) al escalón superior del ‘B’ (“son especulativas y están sujetas a un riesgo crediticio alto”).
Si bien el vicepresidente de Moody’s, Kaven Tsang, apunta a “riesgos financieros debido a las necesidades considerables de refinanciación” de Vanke, también reconoce su “demostrada capacidad de lograr financiación garantizada a largo plazo por parte de bancos chinos”, lo cual “alivia parcialmente los riesgos”.
Un golpe para el sector
La agencia cree que el plan de reducción de deuda de Vanke será insuficiente si no va acompañado de una venta de activos que estaría marcada por la incertidumbre de la propia crisis del mercado inmobiliario chino.
Durante la primera mitad de 2024, Vanke ha hecho frente al pago de sus bonos tanto en China como el extranjero, sumando unos 15.500 millones de yuanes (2.167 millones de dólares o 1.971 millones de euros), y Moody’s cree que la liquidez de la firma se mantiene en un nivel “adecuado” de cara a los próximos 12 o 18 meses.
La rebaja a ‘bono basura’ de la deuda de Vanke supuso un golpe para los inversores interesados en el sector, ya que se trataba de una de las pocas promotoras estatales que contaba todavía con una calificación crediticia favorable tras el derrumbe de gigantes privados como Evergrande o Country Garden ante sus respectivas crisis de deuda.
La posición financiera de muchas inmobiliarias chinas empeoró después de que, en agosto de 2020, Pekín anunciara restricciones al acceso a financiación bancaria a las promotoras que habían acumulado un alto nivel de deuda, entre las que destacaba Evergrande, con un pasivo de casi 330.000 millones de dólares.
En los últimos meses, ante la coyuntura, el Gobierno anunció diversas medidas de apoyo, con los bancos estatales abriendo asimismo líneas de crédito multimillonarias a diversas promotoras, a las que se marcó como prioridad la finalización de los proyectos vendidos sobre plano, asunto que preocupa a Pekín por sus implicaciones para la estabilidad social, ya que la vivienda es uno de los principales vehículos de inversión de las familias chinas.
No obstante, el mercado no está respondiendo: las ventas comerciales medidas por área de suelo se desplomaron un 24,3% en 2022 y otro 8,5% en 2023, mientras que los precios de la vivienda nueva cayeron en diciembre a su mayor ritmo en casi nueve años.