El Banco de México (Banxico) recortó su estimación de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) de este año, para dejarla en 0,6% puntual desde el 1.2% que estimó en noviembre.
Este ajuste incorpora el efecto aritmético que tendrá en la actividad económica la reducción observada en el último trimestre del año pasado; el bajo dinamismo del consumo privado y de la inversión privada que continuará en la primera mitad del 2025; así como la consolidación fiscal anunciada para este año.
Bajo estas condiciones, estimaron que la economía podría registrar un intervalo de crecimiento que fluctuaría entre el -0.2% y el 1.4 por ciento, un escenario que no contempla aún “las medidas que puede anunciar Estados Unidos en materia comercial”.
“Sería apresurado adelantar conclusiones respecto a estas medidas”, subrayó la Gobernadora de Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja en la presentación del Informe Trimestral.
Para algunos analistas, estas previsiones traen implícita una recesión técnica con dos trimestres consecutivos en contracción.
La banquera central informó en la conferencia que para el año próximo consideran que se presentaría “un mayor ritmo de expansión” que llevaría al PIB a registrar un crecimiento de 1,8%, dentro de un intervalo de variabilidad de 1% a 2.6 por ciento. Este pronóstico se mantuvo sin cambio respecto del anticipado en noviembre.
Desde su perspectiva, “la relocalización de algunas empresas que está en marcha” puede resultar en un crecimiento más acelerado del previsto y es un riesgo al alza de los más importantes considerados”.
Pero nuevamente acotó que “estas expectativas están sujetas a una importante incertidumbre (…) ante la posibilidad de que se impongan aranceles por parte de Estados Unidos a las exportaciones de nuestro país”
La gobernadora comentó que este escenario de debilitamiento en la actividad económica ayudará a reducir la presión en la demanda agregada y en la inflación.
Pero hizo un llamado a que el debilitamiento de la actividad económica no minimice “el importante avance que hemos tenido en el proceso desinflacionario”.
Subrayó que continuarán calibrando la restricción monetaria y podrían considerar reducir la tasa en una magnitud similar a la de febrero, de 50 puntos. Y subrayó que el sesgo de la política monetaria seguirá restrictivo en tanto logren llevar a la inflación al objetivo puntual de 3 por ciento.
Reto para inflación menos complejo
La banquera central explicó que “actualmente estamos en una nueva etapa donde el reto es llevar a la inflación de los niveles del promedio históricos en los que ahora se encuentra a la meta de tres por ciento.
Hoy tenemos niveles de inflación sin duda más bajos de los observados en el complejo episodio vivido a nivel global, cuando los choques de la pandemia y el contexto internacional detonaron niveles no vistos en dos décadas, puntualizó.
Evidenció que los niveles de inflación observada están en promedios históricos de 2003 a 2019. El año 2003 fue cuando se estableció el objetivo puntual de inflación en 3 por ciento.
En enero anterior, la inflación alcanzó una variación anual de 3,59%, un nivel que no veíamos desde principios del 2021 y que contrasta con el pico alcanzado en septiembre del 2022, cuando tocó una fluctuación de 8.7 por ciento.
Tomó el caso de la inflación subyacente, que es el indicador de la inflación más pura, para advertir que alcanzó un registro anual de 3,66% en enero, que es cercano al promedio histórico de 3.65 por ciento.
“Ya no es necesario el nivel de apretamiento monetario que demandaron las anteriores etapas para combatir la inflación derivada de los choques globales”, sentenció.