La poca diversificación de las economías más pequeñas de América Latina y el Caribe las llevará que resientan de manera más relevante los efectos de la inflación. Así lo establece un análisis realizado por el Fondo Monetaria Internacional (FMI) que, además, considera que el impacto sobre los ingresos reales y el poder adquisitivo sigue siendo el desafío más importante.
“América Central, Panamá y República Dominicana, la región del Caribe y las economías más pequeñas de América del Sur: Bolivia, Paraguay, Ecuador y Uruguay son las más expuestas”.
Entre las razones destaca el hecho de que tengan tipos de cambio fijos y carezcan de una política monetaria independiente, por lo que se han tenido que inclinar en medidas fiscales temporales, de las cuales aproximadamente la mitad han sido dirigidas a los más vulnerables.
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Los últimos datos de inflación disponibles para agosto muestran que los precios generales superaron 9% en la zona centro del continente y 6% en las economías más pequeñas de América del Sur. En la región del Caribe, alcanzó casi 6%, mientras que la inflación subyacente mostró tendencias similares, manteniéndose en niveles más bajos que la presión general al eliminar los precios de los alimentos y la energía.
Estas regiones suelen depender más de las importaciones, lo que las hace muy susceptibles a las presiones inflacionarias derivadas del aumento de los precios de las importaciones. Los alimentos y el combustible, cuyos precios han experimentado incrementos fuertes desde el inicio de la guerra en Ucrania, representan un porcentaje mayor en la canasta de consumo de estas economías.
En respuesta, muchos países han implementado medidas para mitigar el impacto del aumento de los precios mundiales de la energía y los alimentos en la economía nacional, en especial tras el comienzo de la guerra en Ucrania.
“Para evaluar la magnitud de estas medidas, estimamos la respuesta de los precios internos de los combustibles a una variación de 1% en los precios internacionales de los combustibles. Es decir, el efecto de traspaso de los precios internacionales a los precios internos de los combustibles. Encontramos que el efecto de traspaso de los precios internacionales a los precios internos de los combustibles ha disminuido desde alrededor de uno”, dice el documento.
El enfoque en las nuevas medidas y sus costos ofrece un panorama parcial, ya que algunos países ya contaban con amplios subsidios a los alimentos y el combustible. Al comparar los subsidios existentes a la energía o los alimentos con el costo de las nuevas medidas, se observa que los países donde ya existían subsidios considerable, se han introducido medidas de menor magnitud.
El organismo considera que las autoridades económicas deben prepararse para la posibilidad de un shock inflacionario de larga duración. Dada la incertidumbre en torno a la intensidad y la duración de este fenómeno, es importante que los precios internos deban ajustarse a los precios internacionales, mientras se provee apoyo temporal y focalizado a los más vulnerables.
“Si no es posible aplicar medidas focalizadas, los mecanismos de suavización de precios con claras estrategias de salida podrían ser útiles mientras se fortalecen las redes de protección social. Se debe considerar medidas compensatorias de gasto o impuestos para limitar el impacto fiscal general”, concluye.