La economía de Estados Unidos se contrajo por segundo trimestre consecutivo debido a que la inflación alta de décadas socavó el gasto de los consumidores y los aumentos considerables de las tasas de interés de la Reserva Federal bloquearon la inversión empresarial y la demanda de vivienda.
El producto interno bruto cayó a una tasa anualizada de 0,9% después de una caída del 1,6% en los primeros tres meses del año, mostró el jueves la estimación preliminar del Departamento de Comercio. El consumo personal, la mayor parte de la economía, aumentó a un ritmo de 1%, una desaceleración con respecto al período anterior.
Con estos datos, se estaría hablando de recesión. Técnicamente, este fenómeno financiero aparece cuando se conjuga un retroceso de la economía durante dos periodos de tres meses consecutivos, lo que deriva en un menor consumo, inversión y demanda se bienes y servicios, generando a su vez la pérdida de empleos y, en teoría, una flexibilización de la política monetaria del banco central.
Sin embargo, habría un factor que no termina de cumplirse para hablar de una recesión: el empleo. Al cierre de junio, la contratación del país norteamericano se mantuvo sólida con 372.000 puestos de trabajo creados y la tasa de desempleo manteniéndose en 3,6%, siendo además el cuarto mes consecutivo de creación de empleos por encima de los 350.000.
“El punto más importante es que la economía ha perdido fuerza rápidamente ante la alta inflación de cuatro décadas, el rápido aumento de los costos de los préstamos y un endurecimiento general de las condiciones financieras. La economía es muy vulnerable a caer en una recesión”, dijo Sal Guatieri, economista senior de BMO Capital Markets, en un comunicado.
Además de la desaceleración del gasto de los hogares, el informe también mostró caídas en la inversión empresarial, los gastos del gobierno y la vivienda. Los inventarios también pesaron sobre el PIB, mientras que un déficit comercial más estrecho se sumó a la cifra.
Un indicador clave de la demanda subyacente que excluye los componentes de comercio e inventarios (las ventas finales ajustadas por inflación a compradores nacionales) cayó a un ritmo de 0,3 % en el segundo trimestre en comparación con una ganancia de 2% en el período anterior.
El informe ilustra cómo la inflación ha socavado el poder adquisitivo de los estadounidenses y la política monetaria más estricta de la Fed ha debilitado los sectores sensibles a las tasas de interés, como la vivienda. Es probable que eso arroje combustible a un debate ya acalorado sobre si Estados Unidos entrará en recesión o cuándo.
Si bien la regla general común para las recesiones es dos caídas trimestrales consecutivas del PIB, la determinación oficial de los fines y comienzos de los ciclos económicos la realiza un grupo de académicos de la Oficina Nacional de Investigación Económica.